Nombrar y visibilizar la violencia obstétrica

Una reciente obra de teatro en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona pone en evidencia la violencia obstétrica, retratando situaciones comunes en los paritorios y provocando reflexión entre los profesionales de salud. Este tipo de iniciativas resaltan la urgencia de cambio en los sistemas de atención. Al igual que en la obra, cuando hablamos de "violencia obstétrica" estamos señalando prácticas que violan la autonomía y dignidad de las personas que dan a luz.

El teatro denuncia la violencia obstétrica de los médicos: “Somos nosotros los que tenemos que cambiar”
El Institut Català de Salut y el hospital Vall d’Hebron estrenan una obra de teatro dirigida al personal sanitario que se representará en otros siete hospitales de Cataluña

Esto no es una acusación directa hacia comadronas, médicos o enfermeras de manera individual. El daño suele ser sistémico, arraigado en prácticas y estructuras jerárquicas que han perdurado sin cuestionarse durante demasiado tiempo. La violencia obstétrica emerge de coerciones (sutiles), falta de comunicación y expectativas implícitas que dictan una “normalidad” en la atención al parto. No siempre implica intencionalidad, sino una cultura médica que desestima el consentimiento informado y silencia la voz de quien da a luz.

Nombrar este maltrato como "violencia" es necesario para reconocer el impacto profundo que tiene en las personas y comunidades. Permitimos que quienes han sufrido este daño reconozcan su trauma y cuestionen lo que ha sido normalizado. La violencia obstétrica no es solo un problema en la atención sanitaria, es una forma de violencia de género, entrelazada con normas sociales que limitan y controlan la autonomía.

Nombrar y visibilizar la violencia obstétrica es el primer paso para desmantelar las estructuras que la perpetúan. Abrimos la puerta a conversaciones necesarias entre profesionales de la salud materna, mujeres y personas gestantes, empoderando a todas y todos para exigir y ofrecer una atención respetuosa y compasiva. No es suficiente resistir el término solo porque genere incomodidad. De hecho, la incomodidad puede ser el motor del cambio, si lo dejamos estar.

Como comadronas y profesionales de la salud materna, tenemos la responsabilidad de examinar nuestras prácticas, escuchar sin defensas y comprometernos en transformar la atención al parto. Acabar con la violencia obstétrica implica algo más que cambiar comportamientos; requiere transformar el sistema en su conjunto.De este modo, no solo honramos a las personas a las que cuidamos, sino también a nuestra profesión, creando un espacio donde la compasión, el respeto y la toma de decisiones compartida estén inextricablemente vinculadas a cada experiencia de nacimiento.

¿Quieres examinar tu propia práctica junto a compañeras y visibilizar nuestras creencias, valores y normas sociales inconscientes? Apúntate a nuestros grupos de práctica reflexiva.

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