Definir nuestra identidad

En octubre, estuve en mi país de origen, los Países Bajos, donde también me formé como comadrona.

Allí, la formación es un grado universitario de cuatro años de acceso directo, y la profesión está protegida legalmente mediante las llamadas “acciones reservadas” y un registro médico que se tiene que renovar para asegurar un nivel mínimo de competencias actualizadas y para prevenir el intruisismo. Además, existe una clara división de competencias entre comadronas y ginecólogos. 

Pero incluso en un país donde la autonomía de las comadronas está reconocida, la creciente medicalización del nacimiento y la falta de profesionales pone en peligro aspectos fundamentales de nuestra práctica.

Por esta razón, se convocó un grupo de trabajo en la sede de la asociación profesional para analizar a fondo el tema de la identidad profesional. La autonomía de las comadronas, que permite tomar decisiones y gestionar sus competencias profesionales, es clave en este contexto.

A nivel mundial, en algunos países nuestra profesión está reconocida como una profesión sanitaria autónoma. Sin embargo, en otros, las comadronas aún luchan por lograr el reconocimiento pleno de su autonomía profesional. España es uno de estos últimos.

La autonomía profesional no implica trabajar en soledad ni apartarse de las mujeres a las que asistimos, ni de nuestras compañeras y compañeros. Tampoco debe confundirse con términos como “práctica independiente” o “privada”, que tienen más que ver con el tipo de organización laboral. Una autonomía profesional reconocida nos permitiría ejercer plenamente nuestras competencias, como se describe en la Definición Internacional de Comadrona de la ICM (International Confederation of Midwives, 2011).

En España, sin embargo, las matronas trabajamos dentro una estructura jerárquica en la que los ginecólogos ocupan una posición superior. Esta jerarquía nos impide ejercer de manera integral nuestra profesión, afectando también a las matronas en formación, el desarrollo de identidad y el aprendizaje de habilidades y competencias autónomas. Si queremos preservar nuestra querida profesión y ofrecer una atención más completa, basada en la salutogénesis —un enfoque que se centra en los factores que promueven la salud y el bienestar en lugar de aquellos que causan enfermedad—, necesitamos crear un entorno que empodere tanto a las mujeres como a las comadronas.

El primer paso es promover la filosofía de la matronería y de nuestras competencias esenciales. Esta filosofía se basa en la convicción de que el embarazo y el parto son procesos fisiológicos normales, con un significado profundo para las mujeres, sus familias y sus comunidades. La atención brindada por comadronas respalda y protege la salud y los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, respetando su diversidad cultural y étnica.

La comadronería es una atención holística y continua, que abarca aspectos sociales, emocionales, culturales, espirituales, psicológicos y físicos de las mujeres. Fomenta la salud, la autoconfianza y el estatus social de las mujeres, respetando su autodeterminación y ofreciendo una atención personalizada y no autoritaria. Esta visión debería guiar a todas las comadronas del mundo, influyendo en cada aspecto de nuestra profesión.

Lamentablemente, en España no siempre ejercemos acorde a esta filosofía. La subordinación a los ginecólogos y la fragmentación de la atención entre la atención primaria y hospitalaria rompen la continuidad de los cuidados. La falta de tiempo y de autonomía profesional nos impide ofrecer una atención personalizada y apoyar la autodeterminación de las mujeres. La rigidez de los protocolos y la falta de opciones para el parto limitan tanto nuestra autonomía como la de las mujeres.

Si conseguimos que el entorno lo permite, las comadronas podemos ser el puente que une los aspectos biomédicos, psicosociales y espirituales de la atención.

Además, es esencial diferenciar entre embarazos y partos sanos, que pueden ser gestionados por comadronas, y aquellos que requieren atención médica especializada. La evidencia científica ha demostrado durante más de una década que las mujeres que reciben atención liderada por comadronas experimentan menos intervenciones y mayor satisfacción, sin comprometer los resultados de salud para ellas ni para sus bebés. Un estudio reciente en España confirmó estos beneficios: la atención liderada por comadronas se asocia con menos cesáreas y menor daño perineal severo, sin aumentar los riesgos adversos.

Este modelo de atención también representa un ahorro para el sistema sanitario, crucial en una sociedad cada vez más envejecida. La salud se construye mediante la prevención y una atención integral, con una valoración adecuada que evalúe cambios y necesidades médicas.

Nada de esto es nueva información; muchas personas han trabajado en ello durante mucho tiempo...pero los cambios son complejos y requieren un esfuerzo colectivo y sostenido desde dentro.

Para asegurar nuestro futuro, la matronería debe ser reconocida como una profesión autónoma, con un cuerpo de conocimiento propio, un código deontológico independiente, autogobernanza y un cuerpo regulatorio oficial.

Definición Internacional y ámbito de práctica de la matrona | International Confederation of Midwives
Este documento proporciona una definición reconocida internacionalmente y el alcance de la práctica de una matrona.

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